El mes de mayo de este año 2016 ha venido lleno de acontecimientos:
– Mes de mayo consagrado a la Santísima Virgen y primer Domingo de mayo dedicado a las madres.
– Celebración de las Primeras Comuniones.
– Celebración de la Solemnidad de Pentecostés
– Celebración del Sacramento de la Santa Unción.
– Celebración del Sacramento de la Confirmación.
– Solemnidad del Corpus Christi y procesiones
-Procesión Mariana del 30 de mayo de la que ya hicimos una reseña en hoja aparte.
1.- TODO UN MES DEDICADO A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Comenzamos el ejercicio del mes de mayo con un recuerdo especial a nuestra Madre del Cielo a través del ejercicio mariano de consagración a la Santísima Virgen.
Al coincidir el uno de mayo con el primer Domingo de mes, tradicionalmente dedicado a las madres, nos volcamos en felicitaciones y agasajos a nuestra madre de la tierra que nos dio el ser, nos alimentó, nos educó y nos dio la fe a través del Sacramento del Bautismo. Por el Bautismo se nos dio el don más grande por el que llegamos a ser Hijos de Dios.
Para nuestras madres, nuestra gratitud más sincera y todo el cariño de nuestro corazón.
2.- CELEBRACIÓN DE LAS PRIMERAS COMUNIONES.
La celebración de las Primeras Comuniones la hicimos en dos grupos de 15 niños cada grupo, los días 7 y 21 de mayo, sábado, a las 12 de la mañana. Fueron dos celebraciones muy festivas y emotivas, en las que participaron los niños como principales protagonistas, arropados, en todo momento, por el cariño de sus papás, familiares, amigos, catequistas y asamblea de fieles, en general.
Gracias a la dedicación de las catequistas y al coro de cantores de la Misa de 12 horas, todo discurrió con mucho orden y animación musical.
Al final de la celebración se les impuso a los niños el Escapulario del Carmen, el vestido de María, nuestra Madre, como signo que les recuerde aquella otra vestimenta del Bautismo por la que fueron revestidos de Jesucristo, el hombre nuevo.
Celebración de la SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS
La Solemnidad de Pentecostés, como plenitud pascual y culminación de la Pascua del Señor, la celebramos por todo lo alto.
Comenzamos celebrando la Vigilia de Pentecostés, en la Parroquia. Las distintas Comunidades Neocatecumenales existentes en la parroquia la celebraron, con toda solemnidad. Las que encontraron un presbítero, lo hicieron en particular, las que no lo encontraron, se unieron a otras Comunidades para la celebración. Una vez concluida la celebración se compartió un ágape de fraternidad.
CELEBRACIÓN DEL SACRTAMENTO DE LA UNCIÓN
El día 22 de mayo celebramos el sacramento de la Santa Unción dentro de la Misa de las 13:00 horas.
Una vez terminada la homilía, se procedió al rito del sacramento de la Santa Unción.
Fueron muchas las personas que recibieron este sacramento, sobre todo, aquellas que estaban enfermas o eran de edad avanzada.
Al tiempo que tres sacerdotes de la Parroquia administraban el sacramento, el coro parroquial animaba a la asamblea con cantos de bendición, de acción de gracias y de petición.
Como en años anteriores, fueron muchos los fieles que recibieron el Sacramente de la Unción.
Concluida la celebración, cantamos, como de costumbre, un canto de despedida, a la Santísima Virgen, nuestra Madre, pidiéndole su ayuda e intercesión.
CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN
El día 27 de mayo, a las 8 de la tarde, dentro de la celebración Eucarística, tuvieron lugar las Confirmaciones.
Previamente, el Señor Vicario Episcopal, Don Ángel Camino Lamelas, tuvo un encuentro con los 18 confirmandos, todos jóvenes, menos un adulto. Dieciséis de ellos eran alumnos del Colegio San José de Begoña y fueron preparados por los catequistas del movimiento Jucar, bajo la dirección del Padre David, Coordinador de la Pastoral del Colegio de San José.
La celebración discurrió en un ambiente festivo y con ritmo. Y el Sr. Vicario se mostró, en todo momento, muy cercano. Se le notaba que estaba a gusto. Durante la homilía habló con sencillez y provocó la reflexión y el diálogo en la asamblea que repitió, al unísono, los puntos esenciales de su catequesis.
La imposición de manos y la unción con el óleo santo fueron los momentos culminantes de la administración del Sacramento de la Confirmación.
Gracias al grupo de cantores de la misa de 12 h. se mantuvo el ritmo y la animación a lo largo de la celebración.
Una vez concluida la Eucaristía, un joven, en nombre de los Confirmandos nos dirigió las siguientes palabras de agradecimiento.
Acción de gracias.
Hoy nos sentimos agradecidos a Dios, que con su luz nos demuestra el camino de la bondad y la fe. Porque Él ha hecho que nos encontremos aquí, para recibir su Espíritu. Que nos siga guiando como lo ha hecho hasta ahora y proporcionando el ejemplo de su Hijo Jesucristo.
Queremos agradecer también a Dios por todas las personas que se han cruzado en nuestro camino y que han puesto de su parte para que estemos aquí presentes, todos juntos, celebrando el sacramento de la Confirmación.
A nuestros padres y familiares más cercanos, quienes también tienen que darnos un poquito de esa luz. Propulsores de nuestra iniciación en el cristianismo, ya que al darnos la vida, les fue otorgada esa misión. Que no perdure solo hasta ahora, y que continúe.
También damos gracias a Dios por poner en nuestras vidas a nuestros padrinos, que como amigos, os hemos elegido en representación de lo mucho que os necesitamos, no sólo en el ámbito religioso, sino también en el social y el personal.
Y por supuesto, por nuestros catequistas. Vosotros nos habéis aportado todo lo que necesitábamos para continuar adelante y llegar a este punto. Un punto en el que empezamos a vivir como adultos y no como los niños a los que empezasteis a educar en la fe en el momento en que comenzó este largo camino.
Para finalizar, queremos ofrecer unas palabras del Papa Francisco. Unas palabras con las que nos sentimos identificados, nosotros los jóvenes:
Queridos jóvenes. En la cultura de lo provisional, de lo relativo, muchos predican que lo importante es “disfrutar” el momento, que no vale la pena comprometerse para toda la vida, hacer opciones definitivas, “para siempre”, porque no se sabe lo que pasará mañana. Yo, en cambio, les pido que sean revolucionarios, les pido que vayan contracorriente; sí, en esto les pido que se rebelen contra esta cultura de lo provisional, que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de asumir responsabilidades, cree que ustedes no son capaces de amar verdaderamente. Yo tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a “ir contracorriente”. Y atrévanse también a ser felices.
Gracias, de corazón.
Una vez concluida la celebración se invitó a los presentes a tomar un piscolabis en las salas de la Parroquia.
SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI
El 29 de mayo, solemnidad del Corpus Christi, tuvimos la celebración Eucarística a las 12:00 horas, como en años anteriores. La iglesia se llenó de fieles y participaron activamente en la Eucaristía, cantando y respondiendo a las diversas partes de la Misa.
En la homilía se subrayó la entrega de Jesucristo por amor a los hombres, cuyo rostro se manifiesta en los más pobres de la tierra. Hoy, día del amor fraterno, se nos invita a la solidaridad para con los más necesitados.
Una vez terminada la Misa, salimos del templo e hicimos una pequeña procesión por nuestra plazoleta.
Este año, respondiendo a la invitación del Arzobispado para asistir a la procesión de la Catedral, suprimimos la procesión que, tradicionalmente veníamos haciendo por las calles de nuestro barrio. Asistimos pues, juntamente con otras parroquias de Madrid, a la procesión que organiza el Arzobispado, portando nuestra cruz parroquial detrás de la cruz de guía y ciriales. A los feligreses de nuestra parroquia se les reservó un lugar dentro del recorrido de la procesión. El lugar asignado fue el de calle Mayor con la esquina de calle Milaneses. Por allí pasamos todos los presbíteros y yo pude saludar con alegría a un grupo de feligreses de nuestra parroquia que seguía con fervor la procesión del Santísimo.
La procesión terminó en la explanada de la Catedral de la Almudena. Aquí, tras la alocución del Sr. Arzobispo, Don Carlos Osoro, se cantó el Tantum ergo, recibimos la bendición y se reservó el Santísimo.