El Beato Bautista Mantuano nació en Mantua (Italia) el 17de abril de 1447, y muríó el 20 de marzo de 1516. Se cumplen, pues, 500 años de su muerte.
Sus padres fueron, Pedro Modover, de origen español (cordobés); de ahí el sobrenombre de Spanoli con el que se le conoce; su madre, se llamaba Constanza Maggi.
Siendo todavía muy joven, entró a formar parte de la Orden del Carmen, en la célebre Congregación Mantuana, en la ciudad de Ferrara, donde profesó el 1464.
Su plan de vida puede resumirse en lo que escribe a su padre, aun reacio a su entrada en la vida religiosa. Le dice: “si quieres saber qué hacemos aquí, es esto: oramos”
Estuvo dotado de excelentes cualidades y por ello los superiores le encomendaron, desde muy joven, misiones muy delicadas.
Terminados sus estudios, fue ordenado sacerdote en Bolonia y allí recibió, de la Universidad, el Magisterio en Teología el año 1475.
Fue prior en varios conventos y profesor también en varios centros de estudios superiores. Fue prior de Parma, de Mantua y de Roma. También fue el superior de la Casa de la Virgen en Loreto durante varios años.
El año1483 fue elegido Vicario General de la Congregación de Mantua, cargo que desempeñó hasta 1513, en cuyo año fue elegido Prior General de toda la Orden.
Su genio literario lo empleó al servicio de la Iglesia y de la Orden del Carmen sobre la que escribió su “Apologia pro Ordine Carmelitarum”.
Participó en el V Concilio de Letrán en 1513 y, el Papa León X, le encomendó la difícil misión de paz entre el rey de Francia y el Duque de Milán
Fue un escritor fecundo, famoso humanista e inspiradísimo poeta en lengua latina. Fue uno de los más célebres personajes del movimiento humanista de su tiempo por su obra Bucólica o adolescencia, dividida en diez églogas.
Sus contemporáneos, entre los que se encuentra, Erasmo de Rotterdam, lo proclamaron con el nombre de, “el Virgilio cristiano”.
Se caracterizó por su gran amor a la Santísima Virgen, a la que dedicó gran número de sus versos en sus odas marianas. Famosa es su obra “Parthenice” de la Virgen María, que consta de 55.000 versos; versos que se hicieron famosos por la pureza y elegancia del latín, por su sencillez y por la maestría en su composición. El ardor de su espíritu reformador inundó sus escritos de un sabor místico.
Vivió siempre en Mantua, hasta su muerte, ocurrida el 20 de marzo de 1516. Su cuerpo fue sepultado en el convento mantuano, y en 1783, al disolverse la Congregación Mantuana, el cuerpo incorrupto, fue trasladado a la catedral de Mantua, donde se conserva aún.
Fue el Papa León XIII quien, el 17 de diciembre de 1885, confirmó su cult0. En esta ocasión, el panegírico estuvo a cargo del Arzobispo de Ostia, futuro San Pio X, quien dijo: “Muchas y admirables fueron las cosas que el Beato mantuano obró por la Orden Carmelita. Por él, el Instituto del Carmelo, llegó a su máxima gloria, poblando la Iglesia de Santos y de habitantes el cielo”.
Del Beato Bautista Mantuano escribió el gran historiador carmelita, P. Saggi: “Fue un humanista cristiano de primerísimo orden, fue un famoso reformador de las costumbres de su tiempo y fue un santo que vivió en plenitud su vocación religiosa. Como humanista demostró que era posible unir la cultura y el amor por lo bello con la virtud…El celo por la reforma de la Iglesia está patente en muchísimos de sus escritos.”
“Pero su espiritualidad no sería comprendida del todo sin tener en cuenta el afecto totalmente filial que siempre tuvo por la Orden y por su Patrona. De su Orden proclamó las glorias, aprovechando cualquier ocasión que tuviera para exaltarla y defenderla… Especialmente querido le era el mismo título de su Orden, Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”.
Terminamos esta reseña sobre el Beato Bautista Mantuano con la transcripción de un texto de su pequeña obra sobre “La Paciencia”:
Por el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza
“Hallarás un remedio eficaz y extraordinario contra los dolores del cuerpo y la tristeza del alma en la lectura de los Libros sagrados. No existe, a mi modo de ver, ningún otro lenguaje, por atildado, grandilocuente y florido que sea, comparable al de la Escritura, a la hora de aliviar penas y ahuyentar preocupaciones. Yo mismo lo he podido comprobar una y otra vez por experiencia. Efectivamente, encontrándome en ocasiones acosado de infinitas angustias –entre las que ninguna prolifera tanto como la agitación de esta vida mortal- me refugié siempre en las Letras divinas como un asilo seguro y remedio poderoso para el espíritu acongojado, y di en ellas con el consuelo apetecido, cumpliéndose mis esperanzas y deseos”.
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que hiciste del Beato Bautista, fiel servidor de María, un modelo de meditación y predicación de tu Misterio; concédenos, por su intercesión, meditar tu palabra con María y con ella proclamar tu grandeza con nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
- José Peralbo Ranchal, O.Carm.