CUARESMA 2021

1.-L A C U A R E S M A, una preparación para la Pascua.
2.-PRESENTACIÓN DE LA CARTA APOSTÓLICA “PATRIS CORDE”
3.-PRÁCTICA DE LA “LECTIO DIVINA” en tiempos de Cuaresma.
4.-PANDEMIAS, VIRUS Y CRISIS DEL SISTEMA.
5.-CUARESMA EN TIEMPOS DE COVID-19.

1.-L A C U A R E S M A, una
Preparación para la Pascua.

Imagen de Aciprensa

1.-EL MIÉRCOLES SANTO DEL AÑO 2.021 RECIBIREMOS LA CENIZA DE UN MODO DISTINTO

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano ha publicado una nota con instrucciones para el rito de las cenizas, que este año se celebrará el próximo 17 de febrero, para adaptarlo a las restricciones sanitarias por la pandemia de coronavirus y evitar la propagación de los contagios.  (ROMA, 13 (EUROPA PRESS).

Tradicionalmente, el Miércoles Santo, recibíamos la ceniza en la frente, por imposición del sacerdote, al tiempo que decía alguna de estas dos fórmulas:

– “Conviértete y cree en el Evangelio”, o esta otra:

– “Recuerda que eres polvo y has de volver al polvo”.

Sin embargo, este año recibiremos la ceniza de una manera distinta. El sacerdote bendecirá las cenizas y, a continuación, dirá, una sola vez, sobre la Asamblea, una de las fórmulas indicadas. Después se acercarán los fieles, respetando la distancia de seguridad, y el sacerdote dejará caer sobre la cabeza de cada uno un poquito de ceniza.

Lógicamente, el sacerdote desempeñará este oficio con su mascarilla puesta y previo lavado de manos con gel hidroalcohólico.

2.-EL MIÉRCOLES DE CENIZA comienza la Cuaresma.                                           

En las Misas de este día, el Sacerdote bendice e impone la ceniza, que se ha obtenido tras quemar los ramos bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior. 

Con el rito de la ceniza se quiere expresar la caducidad de la condición humana y  una llamada a la conversión.

Durante la Cuaresma, la Iglesia nos invita a volver nuestro corazón a Dios, luchando contra el maligno. Para este combate nos ofrece tres armas: la oración, la limosna y el ayuno..

Por la oración miramos a Dios y nos dejamos transformar por Él.

Por la limosna “abrimos el corazón a los hermanos y compartimos nuestros bienes”.

Por el ayuno “salimos de nuestro egoIsmo y caminamos en la  en la libertad de los hijos de Dios”.

La Cuaresma es, pues, una invitación a vivir en la verdad, dejándonos transformar por el Señor, para vivir en la libertad de los hijos de Dios.

La Cuaresma se caracteriza por la sobriedad y el recogimiento. Los ornamentos sagrados de este tiempo son morados, como signo de penitencia. Sin embargo, en el 4ºDomingo de Cuaresma, se hace una invitación a la alegría a través de la antífona de entrada de la Eucaristía que dice: “Laetare Jerusalem…..Alégrate, Jerusalén”. Con esta expresión se quiere significar la alegría que siente el cristiano por la cercanía de la Pascua. Como signo de ello usamos los ornamentos de color rosa.

Durante el tiempo de cuaresma se suprime el aleluya y el gloria en la Misa.

Nuestra madre, la Iglesia, tiene establecidos como días de ayuno y abstinencia de carne: el miércoles de cenizay el viernes Santo. Y como días de sólo abstinencia, todos los viernes de Cuaresma.

La ley del ayuno obliga a todos los mayores de edad, hasta los 59 años cumplidos.

La ley de la abstinencia de carnes obliga desde los 14 años cumplidos.       

* * *

A partir del siglo IV, comenzó a celebrarse la Cuaresma de un modo parecido al que tenemos ahora.

El nombre de Cuaresma hace referencia al número 40 y tiene un gran simbolismo bíblico. Aparece como un tiempo de preparación para celebrar el gran acontecimiento de la Pascua. Así, pues, en la Biblia se habla de los 40 días del diluvio universal, de los 40 días que permaneció Moisés en el Monte Sinaí antes de recibir las Tablas de la Ley, de los 40 años que pasó Israel en el desierto hasta llegar a la tierra prometida, de los 40 días de huida del profeta Elías, de los 40 días que dio de plazo Jonás a Nínive para que se convirtiera, de los 40 días que permaneció Jesús en el desierto, de los 40 días que transcurrieron entre la Resurrección de Jesús y su Ascensión a los Cielos.

NOTA.– Ampliación de este tema: Ver el comentario a la Cuaresma en nuestra Página WEB del año 2017.

3.-LECTURAS DE LOS DOMINGOS DE CUARESMA.

Las lecturas de los Domingos de Cuaresma están muy bien organizadas y hay que tenerlas en cuenta en su conjunto.

Las primeras lecturas, tomadas del AT, presentan las Historia de la Salvación en sus grandes momentos.                                                             

Este año subrayan el tema de la Alianza, que es fundamental para entender la obra salvadora de Dios: la Alianza con Noé (1), con Abrahán (2), con Moisés y el pueblo en el Sinaí (3), el castigo por la infidelidad de Israel (4) el anuncio de la nueva Alianza por Jeremías (5) y la entrega del Siervo para la reconciliación universal (Ramos). Estos temas preparan progresivamente la realización plena de la Nueva Alianza en la Cruz y Resurrección de Cristo.

Las segundas lecturas no tienen continuidad entre sí. A veces subrayan el tema del AT, como en los dos primeros domingos (el diluvio y el sacrificio de Isaac). Y en los cuatro restantes, anticipan, de alguna manera, el evangelio.

Los evangelios tienen una coherencia independiente:

  1. Los domingos 1º y 2º nos presentan los temas clásicos de las Tentaciones y la Transfiguración
  2. Los domingos 3º, 4º y 5º están tomados del evangelio de San Juan y vienen a ser una catequesis de la muerte victoriosa de Cristo: con la imagen del Templo que será destruido (3), la serpiente que nos salvará (4) y el grano de trigo que muere y da mucho fruto (5).
  3. Finalmente, en el último Domingo, el de Ramos, se proclama la Pasión del Señor según San Marcos.

Se nos invita a contemplar una muerte que es camino de vida; una vida que brotará, fuerte y potente en, la noche de Pascua y que alimentará para siempre, la existencia de los creyentes y de la humanidad entera.

4.-ACTOS QUE TENDRÁN LUGAR EN NUESTRA PARROQUIA

Día 14 de febrero, Miércoles de Ceniza: Imposición de la ceniza a los fieles en todas las Misas.

Celebración del Sacramento de la Penitencia con los niños que se están preparando para la Primera Comunión: día 11 de marzo, jueves, a las 18:00 horas.

Rezo de laudes, en el coro, a las 6:30 horas, a.m., de lunes a viernes.

Ejercicio del Vía Crucis, a las 19:30 horas, todos los viernes de Cuaresma.

Celebración del Sacramento de la Penitencia en la última semana de Cuaresma. Queda por determinar el día y la hora.

2.-PRESENTACIÓN DE LA CARTA APOSTÓLICA “PATRIS CORDE”

“Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José»”.

De esta manera comienza la Carta Apóstólica “Patris corde”, escrita por el Papa Francisco, publicada el 8 de diciembre del año 2020 con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia universal por Pio IX, el 8 de diciembre de 1870.

Mi intención es hacer una breve presentación del documento, animando sobre todo a su lectura, e invitar a todos los feligreses de la Parroquia “Nuestra Sra. de Begoña” a renovar nuestra devoción por San José.
Como Carmelitas, él es también el Protector de la Orden del Carmen y el Santo Patrón de nuestro Colegio “San José de Begoña”.

El Papa reconoce su devoción particular por san José y expresa su deseo de que todos los cristianos crezcan en el amor hacia su persona, encontrando en él un intercesor, un apoyo y un guía de virtudes, sobre todo en este tiempo difícil provocado por la pandemia del covid-19.

En la mente y en el corazón de Francisco están presentes los médicos, enfermeros y enfermeras, los encargados de reponer los productos en los supermercados, las limpiadoras, cuidadoras y transportistas, las fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos otros que, en estas circunstancias vividas, han comprendido que nadie se salva solo y han sabido sembrar esperanza en medio de tal situación.

Antes de reflexionar sobre siete facetas de San José que le convierten en modelo para toda la Iglesia, el Papa, a través de referencias evangélicas, nos regala una hermosa presentación del santo.

San José fue un hombre humilde, carpintero (cf. Mt 13,55), desposado con María (cf. Mt 1,18; Lc 1,27); un «hombre justo» (Mt 1,19), siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios (cf. Lc 2,22.27.39; Mt 1,20; 2,13.19.22). Fue testigo del nacimiento del Mesías en Belén (cf. Lc 2,7) y testigo de la adoración de los pastores (cf. Lc 2,8-20) y de los Magos (cf. Mt 2,1-12).

Asumiendo la vocación que Dios le dio, le puso al niño el nombre que le reveló el ángel (Mt 1,21) y cuarenta días después del nacimiento, junto a María, lo presentó al Señor en el Templo (cf. Lc 2,22-35). Más tarde, para proteger a Jesús de Herodes, emigró a Egipto (cf. Mt 2,13-18) y, de regreso a su tierra, se instaló con su familia en Nazaret (cf. Jn 7,52; 1,46). En una ocasión, algo más tarde, durante una peregrinación a Jerusalén, cuando Jesús se perdió en el Templo, acompañó a su esposa María en su búsqueda (cf. Lc 2,41-50).

Por todo lo anterior, San José destaca como modelo de vida cristiana. Presentamos a continuación las siete facetas señaladas por el Pontífice.Padre amado
La grandeza de san José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre de Jesús, haciendo de su vida un servicio total al misterio de la Encarnación y a la misión redentora de Cristo.
Por este papel en la historia de la salvación, san José siempre ha sido amado por el pueblo cristiano y debe continuar siéndolo.

Padre en la ternura


Jesús tuvo que experimentar la ternura de Dios en José. También a través de él pasó la voluntad de Dios, su historia y su proyecto. Así, San José nos enseña que tener fe en Dios incluye creer que Él puede actuar a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, Dios lleva el timón de nuestra barca con inmensa ternura y delicadeza.

Padre en la obediencia


Así como Dios manifestó a María su plan de salvación, también a José, por medio de sueños, le reveló sus designios (Mt 1,19-24; 2, 13-23;) y él obedeció siempre, pronunciando su “fiat” particular.
Bajo el ejemplo de María y José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre, transformándola en su alimento diario (cf. Jn 4,34). También nosotros debemos hacer del querer de Dios nuestro pan cotidiano.

Padre en la acogida


José acogió a María y a Jesús sin poner condiciones. Dejó de lado sus razonamientos y acogió con responsabilidad la historia que Dios le mostró, abriéndose a la acción del Espíritu Santo.
Como a José, Dios nos dice también a nosotros: “¡No tengáis miedo!”. Debemos acoger la vida y creer que Él puede hacer que las flores broten en medio de las rocas.
La acogida de José también nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles, porque son los preferidos de Dios.

Padre de la valentía creativa


Si San José se convierte en modelo de acogida de la propia historia, también lo es porque la afronta con valentía creativa. Ante un problema podemos detenernos y bajar los brazos, o podemos ingeniárnoslas de alguna manera, sacando recursos que ni siquiera pensábamos tener.
José fue el verdadero “milagro” con el que Dios salvó al Niño y a su madre, ya que supo transformar un problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza en la Providencia (cf. Mt 1,24; 2,14.21).


Por todo esto, podemos decir que San José no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia, porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María. Él es al mismo tiempo el protector de los indigentes, los necesitados, los exiliados, los afligidos, los pobres, los moribundos, porque en ellos está Cristo. De José debemos aprender su mismo cuidado y responsabilidad: amar al Niño y a su madre; amar los sacramentos y la caridad; amar a la Iglesia y a los pobres.

Padre trabajador


Un aspecto que caracteriza a san José y que se ha destacado desde la época de la primera Encíclica social, la” Rerum novarum” de León XIII, es su relación con el trabajo. Sin duda, de él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan, fruto del propio trabajo.
El trabajo es una participación en la obra misma de la salvación; es una oportunidad para acelerar el advenimiento del Reino, para desarrollar las propias potencialidades y cualidades, poniéndolas al servicio de la sociedad y de la comunión. El trabajo se convierte en ocasión de realización, no sólo para uno mismo, sino sobre todo para ese núcleo original de la sociedad que es la familia. La persona que trabaja, cualquiera que sea su tarea, colabora con Dios mismo, se convierte un poco en creador del mundo que nos rodea.
La pérdida de trabajo que afecta a tantos hermanos y hermanas, y que ha aumentado en los últimos tiempos debido a la pandemia de Covid-19, debe ser una llamada a revisar nuestras prioridades. Necesitamos comprender el significado del trabajo que da dignidad y del que nuestro santo es un patrono ejemplar.

Padre en la sombra


Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él.
Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para encarcelarlo, no para poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir. Quizás por esta razón la tradición también le ha puesto a José, junto al apelativo de padre, el de “castísimo”. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. La lógica del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida. Su felicidad estuvo en el don de sí mismo. Nunca se percibió en él la frustración, sino sólo la confianza.


El mundo necesita padres y no amos, es decir: rechaza a los que quieren usar la posesión del otro para llenar su propio vacío; rehúsa a los que confunden autoridad con autoritarismo, servicio con servilismo, confrontación con opresión, caridad con asistencialismo, fuerza con destrucción. San José comprendió en qué consiste ser sombra del único.

Padre celestial que ama a sus hijos con libertad total.


El Papa concluye su carta implorando a san José la gracia de las gracias: nuestra propia conversión. También nos regala una oración bellísima con la que podemos dirigirnos a él y con la que concluiremos esta presentación.

Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.


Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal. Amén.

P. Francisco Daza Valverde, O. Carm

3.-PRÁCTICA DE LA “LECTIO DIVINA” en tiempos de Cuaresma

1.- EN QUÉ CONSISTE LA LECTIO DIVINA

LA “LECTIO DIVINA” no consiste en una serie de conocimientos o explicaciones de la Sagrada Escritura, sino en una “experiencia sapiencial”. Se trata de hacer oración a través de una lectura de la Biblia.
¿”Cómo puedes tú saber
que has hecho Lectio Divina”?

-Cuando se dibujen en tu corazón los rasgos del Verbo Encarnado. Para ello hace falta que entre en acción el actor principal que es el Espíritu Santo. Solamente si el Espíritu Santo te muda el corazón podrás mirar con ojos nuevos y oír con oídos nuevos para descubrir la clave de la “lectio divina” que no es otra que el Señor Jesús.

El Espíritu Santo se te dará para que descubras, desde lo escrito y desde la letra, las señales e indicios del rostro y de la presencia de Cristo. De este modo podrás leer con transparencia la Biblia. La “Lectio Divina” presupone la fe. Después será la fe la que mueva la razón.

Los Santos Padres y los Monjes medievales vivieron seguros de esta verdad: “Cuando tú lees la Biblia con fe y con constancia, ella va dejando caer, poco a poco, su velo literal e histórico y comienza a descubrirte el acontecimiento espiritual único que encierra: “Jesús, el Hijo de Dios”

Tres actitudes de la persona orante

-Deseo de descubrir el rostro de Jesucristo a través de las palabras de la Biblia. (Momento alegórico).
-Voluntad de dejarse transformar por Dios, de convertirse en una nueva criatura, en un hombre nuevo. (Momento moral).
-Decidida orientación hacia el futuro de Dios. (Momento anagógico).

El término “Lectio Divina” se encuentra en Orígenes de Alejandría, 185-254, quien habla de una lectura asidua de las Escrituras. Según los Padres de la Iglesia, la “Lectio Divina” supone escuchar y responder. De ella hablaron San Jerónimo de Estridón, 346-420, San Ambrosio de Milán,340-397, San Benito de Nursia, 480-547, San Gregorio Magno de Roma, 540-604, etc.

La “Lectio Divina” la practicaron mucho los primeros Carmelitas. Alimentados con la Palabra de Dios, se fortalecían con pensamientos santos, y procuraban vivir en obsequio de Jesucristo.

En el siglo Xll encontramos en la obra de Guido II, abad de la Gran Cartuja de Grenoble (+ 1188), una exposición metódica de la lectio divina, en la Scala claustralium (PL 184 475-484), con un tratado sistemático en forma de carta, al monje Gervasio. El autor trató de explicar los varios momentos de la “lectio divina” valiéndose de la imagen de los cuatro peldaños de una escalera que se apoya en la tierra y llega al cielo. Estos cuatro peldaños son: lectura, meditación, oración y contemplación.        

La lectura lleva a la boca la comida sólida. La meditación la mastica. La oración la saborea. La contemplación la degusta y en ella se recrea.


El autor, y a continuación toda la tradición monástica, hace remontar los cuatro escalones de la lectio divina a la explicitación concreta de las palabras de Jesús sobre la oración asidua ( Lc 11, 9): “Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá”: buscad en la lectura y encontraréis en la meditación, llamad en la oración y se os abrirá en la contemplación…”


Tras el Concilio Vaticano II se multiplicaron las formas sobre la práctica de la lectio divina. Hay formularios en los que se habla hasta de diez etapas de la lectio divina.

La “Lectio Divina “trata de esculpir el rostro de Cristo en ti, que vives hoy, que sufres hoy, que esperas hoy”. Toda la Sagrada Escritura constituye un solo libro y este único libro es Cristo, porque toda la Escritura habla de Cristo y en Él encuentra su cumplimiento” (Hugo de San Víctor).

2.- MÉTODO PARA PRACTICAR LA “LECTIO DIVINA”

Ambientación

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Se comienza con una oración al Espíritu Santo. Recuerda que la palabra que vas a leer está llena de la presencia de Dios. El Espíritu Santo guiaba al autor sagrado mientras escribía y ahora te guía a ti para que la comprendas.

Cuatro momentos de la “Lectio Divina”.

1.-LECTIO (LECTURA del texto bíblico)

Lee el texto despacio y con cuidado. Si es posible en voz alta. Quédate un momento en silencio; deja que la Palabra de Dios cale en tu corazón. Permanece en actitud de escucha. Es Dios el que te está hablando. Trata de averiguar su mensaje. Pregúntate: ¿Qué dice el texto?
Permanece en silencio 5 minutos.

-Lee un comentario bíblico para profundizar más el texto
-Relee de nuevo, en voz alta, el texto bíblico.

2.-MEDITATIO. ( MEDITACIÓN)

Reflexiona y medita el texto leído. Rúmialo y dialoga con él. Escudriña y profundiza el texto buscando los lugares paralelos en la Biblia. Trata de extraer el mensaje oculto en el texto sagrado. Confróntalo con tu vida y pregúntate: ¿Qué me dice hoy a mí este texto?

-Permanece en silencio, meditando durante diez o quince minutos, según el tiempo de que dispongas.

Cuando hacemos la “Lectio Divina” en Comunidad, podemos reunirnos después para compartir los frutos que hemos obtenido de la meditación. A este modo de proceder lo llamaban los Monjes, Collatio.

3.-ORATIO (ORACION).

Devolvemos a Dios la Palabra recibida. Hasta este momento ha sido Dios quien nos ha hablado a través de su Palabra. Él ha tenido la iniciativa, “nos ha amado primero” (1Jn 4,10.19). Ahora te toca a ti responderle mediante la oración de alabanza, de acción de gracias, de súplica o de petición. Puedes hacerlo con sus mismas palabras; por ejemplo, recitando un Salmo. De esta manera oraba muchas veces Jesús.

4.-CONTEMPLATIO (CONTEMPLACIÓN).

La Contemplación es el último grado de la “Lectio Divina”; es su punto de llegada. Pero esta llegada se convierte en descanso para un nuevo comienzo.
La Contemplación es un don de la Oración. Dios, en su bondad, nos alcanza, envuelve nuestra vida en su misterio y aprendemos a pensar según Dios, a contemplar el mundo con la mirada de Dios y amar a la humanidad con el corazón de Dios.
“La Palabra está cerca de ti, la tienes en los labios y en el corazón”. Guarda alguna palabra o frase de esta Lectio en tu mente y repítela en tu corazón.
Concluimos elevando a Dios una oración de petición, de acción de gracias o de alabanza y terminamos recitando el PADRENUESTRO y dándonos la paz.
ANTÍFONA a la Santísima Virgen, nuestra Madre

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios.
No desoigas la oración de tus hijos necesitados.
Líbranos de todo peligro. ¡Oh, siempre Virgen, gloriosa y bendita

NOTA.-Los comentarios bíblicos y las oraciones los tomamos de la Web de la Orden del Carmen: http://www.ocarm.org

El Concilio Vaticano II dice que la verdadera renovación de la Iglesia vendrá cuando este libro se convierta en el libro de oración de todos los cristianos, como lo fue para los Padres de la Iglesia, quienes practicaban, muy a menudo, la “Lectio divina” en sus comentarios bíblicos.

L E C T I O D I V I N A

DOMINGO 1º DE CUARESMA. CICLO B

Ambientación:

La gran tentación del hombre de hoy es querer reducir todo el horizonte de su vida a la mera satisfacción de sus deseos. Nuestra mayor satisfacción y, a veces, casi la única, es digerir y consumir comidas, artículos, objetos, espectáculos, libros, televisión, etc.
Corremos la tentación de buscar el placer fuera y más allá de la necesidad, incluso, en detrimento de la vida y la convivencia. Porque falseamos la vida y lo reducimos todo a mera utilidad y provecho, terminamos luchando por satisfacer nuestros deseos, aun a costa de los demás, provocando así la competencia y la guerra entre nosotros.
Necesitamos “volver al desierto” y aprender de Jesús que se negó a hacer milagros por pura utilidad y provecho; aprender la verdad de sus palabras cuando dijo: ”no sólo de pan vive el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”.
Al escucharlas, nos damos cuenta de que, nuestra vida, no es vida. Necesitamos liberarnos de nuestra avidez egoísta y superficial, y escuchar a Dios que nos invita a gozar creando solidaridad, amistad y verdadera fraternidad. (Cf J. Aº. Pagola).

Invocación al Espíritu Santo

Ilumíname, Señor, con tu Espíritu. Transfórmame, Señor, con tu Espíritu. Ilumíname, Señor, con tu Espíritu. Ilumíname y transfórmame, Señor.
Y déjame sentir el fuego de tu amor aquí en mi corazón, Señor (bis)
Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu. Consuélame, Señor, con tu Espíritu. Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu. Fortaléceme y Consuélame y Señor.
Y déjame sentir el fuego de tu amor aquí en mi corazón, Señor (bis)

Oración

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente, a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

CUATRO MOMENTOS DE LA LECTIO DIVINA:


1.-LECTIO

2.- MEDITATIO

3.-ORATIO

4.-CONTEMPLATIO


I.-LECTIO. Leer el texto bíblico

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 12-15
12 A continuación, el Espíritu le empuja al desierto, 13 y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían.

Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: 15 «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.»


Hacemos un momento de silencio (5 minutos) y nos preguntamos:


¿Qué dice el texto?


Comentario bíblico:


a) Contexto en el cual aparece el texto en el Evangelio de Marcos:

  • La Buena Nueva de Dios, preparada a través de la historia (Mc 1, 1-8), fue proclamada solemnemente por el Padre en el momento del Bautismo de Jesús (Mc 1, 9-11). Ahora aquí, en nuestro texto, viene probada en el desierto (Mc 1. 12-13) y, de pronto, aparece el resultado de la larga preparación. Jesús anuncia la Buena Nueva públicamente al pueblo (Mc 1,14-15).
  • En los años setenta, época en la que escribe Marcos, los cristianos, leyendo esta descripción del comienzo de la Buena Nueva, miraban en el espejo de la propia vida. Desierto, tentación, prisión, no faltaban. Eran el pan de cada día. Y, sin embargo, como Jesús, trataban de anunciar la Buena Nueva de Dios.

b) Comentario de Marcos 1, 12-13: La Buena Nueva es atestiguada y probada en el desierto

Después del Bautismo, el Espíritu de Dios toma posesión de Jesús y lo transporta al desierto, donde se prepara para la misión.
*(Mc 1, 12s). Marcos dice que Jesús estuvo en el desierto por espacio de cuarenta días y que fue tentado por Satanás. En Mateo 4, 1-11, se lee más explícitamente la tentación: tentación del pan, tentación del prestigio, tentación del poder. Fueron las tres tentaciones que encontró el pueblo israelita en el desierto, después de la salida de Egipto (Dt 8,3-; 6,13.16). Tentación es todo aquello que nos aleja del camino de Dios. La Carta a los Hebreos dice: “Jesús fue tentado en todo como nosotros, excepto en el pecado” (Heb 4, 15). Orientándose por la Palabra de Dios, Jesús afrontaba las tentaciones (Mt 4, 4.7.10). Metido en medio del pueblo y unido al Padre con la oración, fiel a entrambos, El resistió, y continuó en el camino del Mesías-Servidor, el camino del servicio a Dios y al pueblo (Mt 20,28).Marcos 1, 14: Jesús comienza el anuncio de la Buena Nueva.
Mientras Jesús se preparaba en el desierto, Juan Bautista fue arrestado por Herodes. Dice el texto: Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios. La prisión de Juan Bautista no asustó a Jesús: más bien al contrario. La experiencia del Bautismo le había abierto los ojos. El vio en el arresto de Juan la señal de la llegada del Reino. El encarcelamiento de Juan estaba ligado a la política del país. También hoy los hechos de la política influyen en el anuncio que nosotros hacemos de la Buena Nueva al pueblo.
Marcos dice que Jesús proclamaba el Evangelio de Dios. Jesús nos hace saber que Dios es una Buena Noticia para la vida humana. Dice San Agustín: “Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti”. El anuncio de Jesús respondía a las ansias más profundas del corazón humano.

Marcos 1, 15: El resumen de la Buena Noticia de Dios
El anuncio de la Buena Noticia de Dios tiene cuatro puntos: i) La espera ha terminado. ii) El Reino de Dios ha llegado. iii) Cambiar la vida. iv) Creer a la Buena Noticia.


i) ¡La espera ha terminado!: Para algunos judíos el tiempo para la llegada del Reino todavía no había terminado. Para los fariseos, por ejemplo, el reino llegaría cuando la observancia de la ley fuese ya perfecta. Para los esenios, cuando el país estuviera purificado. Para los herodianos cuando ellos hubieran poseído el dominio del mundo. Jesús piensa de forma diversa. Él tiene una manera distinta de leer los hechos. Dice que la espera ha terminado.
ii) ¡El Reino de Dios ha llegado! Para los fariseos y los esenios, la llegada del reino dependía del propio esfuerzo de cada uno. Sólo llegaría cuando hubiesen realizado su parte, esto es, observar toda la ley, purificar todo el país. Jesús dice lo contrario: “El Reino de Dios ha llegado”. Ya estaba allí, entre ellos. Independientemente del esfuerzo hecho. Cuando Jesús dice “El Reino ha llegado”, no quiere decir que está por llegar solamente en aquel momento, sino que él ya está allí. Lo que todos esperaban estaba ya presente, en medio del pueblo, y ellos no lo sabían y menos aún lo percibían. (cfr Lc 17,21). Jesús lo percibió porque leía la realidad con otra mirada. Es esta presencia escondida del Reino en medio del pueblo, la que Jesús revela y anuncia a los pobres de su pueblo. Es esta semilla del reino la que recibirá la lluvia de su Palabra y el calor de su Amor.


iii) ¡Cambiar la vida! Algunos traducen: “haced penitencia”; otros: “convertíos” o “arrepentíos”. El sentido exacto es cambiar el modo de pensar y de vivir. Para poder percibir esta presencia del Reino la persona debe comenzar a pensar, vivir y actuar de un modo diferente. Debe cambiar la vida y encontrar otro modo de convivencia. Debe dejar aparte el legalismo de la enseñanza de los fariseos y dejar que la nueva experiencia de Dios invada su vida y le dé ojos nuevos para leer y entender los hechos.


iv) ¡Creed la Buena Nueva! No es fácil aceptar el mensaje. No es fácil comenzar a pensar de un modo diferente del que se ha aprendido desde pequeño. Esto es posible a través de un acto de fe. Cuando uno llega con una noticia inesperada, difícil de aceptar, se acepta sólo si la persona que la anuncia es digna de crédito. Y así dirá a los otros: “¡Se puede aceptar! Yo conozco la persona, ella no engaña. Es de confianza, habla con verdad”. ¡Jesús es digno de confianza!

c) Ampliando las informaciones:


El comienzo de la predicación de la Buena Nueva de Dios hecha por Jesús en Galilea:
La prisión de Juan hace regresar a Jesús y hace que comience el anuncio de la Buena Nueva. Fue un comienzo explosivo y creativo. Jesús recorre la Galilea entera: aldeas, pueblos, ciudades (Mc 1, 39). Visita las comunidades. Cambia incluso de residencia y va a habitar a Cafarnaún (Mc 1, 21; 2,1), ciudad que se encuentra en la encrucijada de caminos, lo que facilitaba la divulgación del mensaje. Casi no se para, se mueve siempre. Los discípulos ellos y ellas, van con Él, de todas partes. A lo largo de las playas, por los caminos, a la montaña, en el desierto, sobre la barca, en las sinagogas, en las casas. Con mucho entusiasmo.
Jesús ayuda al pueblo, ofreciendo diversas clases de servicio: arroja muchos espíritus (Mc 1, 39), cura a los enfermos y afligidos (Mc 1, 34), purifica a los marginados por la ley de la pureza (Mc 1, 40-45), acoge a los marginados y los trata con familiaridad (Mc 2, 15). Anuncia, llama, convoca, atrae, consuela, ayuda. Es una pasión que se revela. Pasión por el Padre y por el pueblo pobre y abandonado de su tierra. Donde encuentra gente que lo escucha, habla y transmite la Buena Noticia de Dios. Por cualquier parte.
En Jesús, todo es revelado de lo que lo anima por dentro. No sólo anuncia la Buena Noticia del Reino. El mismo es una figura, un testimonio del Reino. En él aparece lo que sucede cuando una persona humana deja que Dios reine, que tome posesión de su vida. Con su modo de vivir y obrar, Jesús revela lo que Dios tenía in mente cuando llamó al pueblo en el tiempo de Abrahán y de Moisés. Jesús disuelve una nostalgia y la convierte en esperanza. De repente aparece claro para el pueblo: “¡Esto era lo que Dios quería, cuando nos llamó a ser su pueblo!” El pueblo gozaba oyendo a Jesús.
Este fue el comienzo del anuncio de la Buena Noticia del Reino que se divulgaba rápidamente por las aldeas de Galilea. Comenzó como una pequeña semilla, pero siguió creciendo hasta convertirse en un gran árbol, donde el pueblo podía encontrar descanso (Mc 4, 31-32). El mismo pueblo se convertía en divulgador de la noticia.

El pueblo de la Galilea quedaba impresionado por la manera que Jesús tenía de enseñar: “Una doctrina nueva enseñada con autoridad, no como los escribas” (Mc 1, 22.27). Enseñar era lo que más hacía Jesús (Mc 2, 13; 4,1-2; 6,34). Era su costumbre (Mc 10, 1). Más de quince veces el Evangelio de Marcos dice que Jesús enseñaba. Pero Marcos casi nunca dice qué enseñaba Jesús. ¿Quizás no interesaba el contenido? Depende de lo que entendamos por contenido. Enseñar no es sólo cuestión de enseñar verdades al pueblo. El contenido que Jesús daba se transparentaba no sólo en sus palabras, sino en sus gestos y en el modo de relacionarse con las personas. El contenido nunca está desligado de la persona que lo comunica. Jesús era una persona acogedora (Mc 56, 34). Quería bien al pueblo. La bondad y el amor que envolvía sus palabras hacen parte del contenido. Contenido bueno sin bondad es como leche derramada.
Marcos define el contenido de la enseñanza de Jesús como “Buena Noticia de Dios” (Mc 1, 14). La Buena Noticia que Jesús proclama viene de Dios. Hace ver la experiencia que Jesús mismo tiene de Dios como Padre. Revelar a Dios como Padre es la fuente, el contenido y el destino de la Buena Noticia de Jesús.

Relectura del texto bíblico: Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 12-15


II.-MEDITATIO: (Meditación)


Nos dejamos interpelar por la Palabra de Dios y nos preguntamos: ¿Qué me dice el texto?


¿Qué tiene que ver este texto con mi vida? ¿Cómo me veo reflejado en él?
Tras unos momentos de silencio meditativo (un cuarto de hora o veinte minutos), podemos compartir nuestras reflexiones con los hermanos.

III.-ORATIO: (ORACIÓN)


Respondemos comunitariamente a Dios con sus mismas palabras, recitando un Salmo o una oración apropiada para el momento.


SALMO 24


Oración por toda clase de necesidades

A ti, Señor, levanto mi alma;
Dios mío, en ti confío
no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí, mis enemigos,
pues los que esperan en ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
Por el honor de tu nombre, Señor,
perdona mis culpas, que son muchas.

¿Hay alguien que tema al Señor
El le enseñará el camino escogido:
su alma vivirá feliz,
su descendencia poseerá la tierra.

El Señor se confía con sus fieles,
y les da a conocer su alianza.
Tengo los ojos puestos en el Señor,
porque El saca mis pies de la red.

Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí,
que estoy solo y afligido.
Ensancha mi corazón oprimido
y sácame de mis tribulaciones.

Mira mis trabajos y mis penas
y perdona todos mis pecados;
mira cuántos son mis enemigos,
que me detestan con odio cruel.

Guarda mi vida y líbrame,
no quede yo defraudado de haber acudido a ti.
La inocencia y la rectitud me protegerán,
porque espero en ti.

Salva, oh Dios, a Israel
de todos sus peligros.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos, Amén.

IV.-CONTEMPLATIO (Contemplación)


Es el punto de llegada, la cual se convierte en descanso para un nuevo comienzo.
“La Palabra está cerca de ti, la tienes en los labios y en el corazón”.
Guarda alguna palabra o frase de esta Lectio en tu mente y repítela en tu corazón. Contempla el mundo con la mirada de Dios y ama a la humanidad con el corazón de Dios.

CONCLUIMOS elevando algunas peticiones al Señor y terminando con la oración del Padrenuestro


ORACIÓN:


Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra, que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.


CANTO FINAL a la Santísima Virgen, nuestra Madre.

Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios.
No desoigas la oración de tus hijos necesitados.
Líbranos de todo peligro. ¡Oh, siempre Virgen,
gloriosa y bendita.

L E C T I O D I V I N A

DOMINGO 2º DE CUARESMA. CICLO B

La Transfiguración de Jesús: la cruz en el horizonte.
La pasión conduce a la gloria.
Ambientación:

En este segundo domingo de cuaresma, la Iglesia medita sobre la Transfiguración de Jesús delante de tres de sus discípulos que con Él subieron a la montaña. La Transfiguración acontece después del primer anuncio de la Muerte de Jesús (Lc 9,21-22). Este anuncio había dejado confundidos a los dos discípulos y sobre todo a Pedro. Observemos de cerca, en sus mínimos detalles, el texto que nos describe la transfiguración de modo que nos demos cuenta cómo, esta experiencia diversa de Jesús, ha podido ayudar a los discípulos a vencer y superar la crisis en la que se hallaban. En el curso de la lectura tratemos de estar atentos a cuanto sigue: ¿Cómo sucede la transfiguración y cuál es la reacción de los discípulos ante esta experiencia?

Invocación al Espíritu Santo

      Oh Señor, envía tu Espíritu, 
      Que renueve la faz de la tierra.

¡Oh Señor, que mi alma te bendiga!
¡Oh, Dios, tú eres grande!
Vestido de esplendor y belleza.

Oración


Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, toda entera, abre nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Tú, que descendiendo sobre María de Nazaret, la convertiste en tierra buena, donde el Verbo de Dios pudo germinar, purifica nuestros corazones de todo lo que pone resistencia a la Palabra.


Haz que aprendamos, como Ella, a escuchar con corazón bueno y perfecto la Palabra que Dios nos envía en la vida y en la Escritura, para que custodiándola con perseverancia, produzca frutos abundantes de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

CUATRO MOMENTOS DE LA LECTIO DIVINA:


1.-LECTIO

2.- MEDITATIO

3.-ORATIO

4.-CONTEMPLATIO


I.-LECTIO. Leer el texto bíblico

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 2-10
Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo. Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús. Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»; -pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados-. Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle.» Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos. Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos.»


A continuación, hacemos un momento de silencio (5 minutos) y nos preguntamos:


¿Qué dice el texto?
Comentario bíblico:
a) Contexto de entonces y de hoy. El anuncio de la pasión sumergió a los discípulos en una profunda crisis. Ellos se encontraban en medio de los pobres, pero en sus cabezas todo era confusión, perdidos como estaban en la propaganda del gobierno y en la religión oficial de la época (Mc 8,15). La religión oficial enseñaba que el Mesías sería glorioso y victorioso. Y es por esto por lo que Pedro reacciona con mucha fuerza contra la cruz (Mc. 8-32) Un condenado a la muerte de cruz no podía ser el Mesías, al contrario, según la Ley de Dios, debía ser considerado como un “maldito de Dios” (Dt 21,22-23). Ante esto, la experiencia de la Transfiguración de Jesús podía ayudar a los discípulos a superar el trauma de la Cruz. En efecto, en la Transfiguración, Jesús aparece en la gloria, y habla con Moisés y con Elías de su Pasión y Muerte (Lc 9,31). El camino de la gloria pasa por tanto por la cruz. En los años 70, cuando Marcos escribe su evangelio, la cruz constituía un gran impedimento para la aceptación de Jesús como Mesías por parte de los judíos. ¿Cómo podía ser que un crucificado, muerto como un maldito, pudiese ser el gran Mesías, esperado por siglos, por los pueblos? La cruz era un impedimento para creer en Jesús. “La cruz es un escándalo” decían (1Cor 1,23). Las comunidades no sabían cómo responder a las preguntas críticas de los judíos. Uno de los mayores esfuerzos de los primeros cristianos consistía en ayudar a las personas a comprender que la cruz no era un escándalo, ni locura, antes bien, era la expresión del poder y de la sabiduría de Dios (1Cor 1,22-31). El evangelio de Marcos contribuye a este esfuerzo. Se sirve de textos del Viejo Testamento para describir la escena de la Transfiguración. Ilumina los hechos de la vida de Jesús y muestra que en Jesús se ven realizadas las profecías y que la Cruz es el camino que conduce a la gloria. ¡Y no sólo la cruz de Jesús era un problema!. En los años 70 la cruz de la persecución formaba parte de la vida de los cristianos. En efecto, poco tiempo antes, Nerón había desencadenado la persecución y hubo muchos muertos. Hasta hoy, muchas personas sufren porque son cristianos y porque viven el evangelio. ¿Cómo afrontar la cruz? ¿Qué significado tiene? Con estas preguntas en la mente meditemos y comentemos el texto de la Transfiguración.
b) Comentario del texto:
Marcos 9,2-4: Jesús cambia de aspecto. Jesús sube a un monte alto. Lucas agrega que allí se dirige para rezar (Lc 9,28). Allí, sobre la cima de la montaña, Jesús aparece en la gloria delante de Pedro, Santiago y Juan. Junto a Él aparecen también Moisés y Elías. El monte alto evoca al Monte Sinaí, donde, en el pasado, Dios había manifestado al pueblo su voluntad, consignando la ley a Moisés. Las vestiduras blancas de Jesús recuerdan a Moisés envuelto en la luz cuando habla con Dios en la Montaña y recibe de Dios la Ley (cf. Ex 24,29-35). Elías y Moisés, las dos autoridades más grandes del Viejo Testamento, hablan con Jesús. Moisés representa la Ley. Elías, la Profecía. Lucas dice que la conversación se establece sobre la Muerte de Jesús en Jerusalén (Lc 9,31). Así quedaba claro que en el Viejo Testamento, tanto la Ley como los Profetas, enseñaban ya que el camino de la gloria pasa por la cruz (Cf. Is 53).
Marcos 9,5-6 A Pedro le place lo que acontece, pero no entiende. A Pedro le agrada todo lo que sucede y quiere asegurarse el momento placentero sobre la Montaña. Propone construir tres tiendas. Marcos dice que Pedro tenía miedo, sin saber lo que estaba diciendo, y Lucas añade que los discípulos tenían sueño (Lc 9,32). Ellos son como nosotros, ¡para ellos es difícil entender la Cruz! La descripción del episodio de la transfiguración comienza con una afirmación: “Seis días después”. ¿A qué se refieren estos seis días? Algunos estudiosos explican así la frase: Pedro quiere construir tiendas, porque era el sexto día de las fiestas de las tiendas. Era una fiesta muy popular de seis días que festejaba el don de la ley de Dios y los cuarenta años pasados en el desierto. Para recordar estos cuarenta años, el pueblo debía transcurrir una semana de la fiesta en tiendas improvisadas. Por esto se llamaba Fiesta de las Tiendas. Si no era posible la celebración de todos los seis días, por lo menos que se hiciese en el sexto día. La afirmación “después de seis días” sería una alusión a la fiesta de las tiendas. Por esto Pedro recuerda la obligación de construir tiendas. Y se ofrece espontáneamente para construirlas. Así Jesús, Moisés y Elías habrían podido seguir conversando.
Marcos 9,7: La voz del cielo esclarece los hechos Apenas Jesús queda envuelto en la gloria, una voz del cielo dice: ¡Este es mi Hijo predilecto! ¡Escuchadlo! La expresión “Hijo predilecto” evoca la figura del Mesías Siervo, anunciado por el profeta Isaías (cf. Is 42,1). La expresión “Escuchadlo” evoca la profecía que prometía la llegada de un nuevo Moisés (cf. Dt 18,15).
En Jesús, se están realizando las profecías del Viejo Testamento. Los discípulos no podían dudarlo. Los cristianos de los años 70 no podían dudarlo. Jesús es verdaderamente el Mesías glorioso, pero el camino de la gloria pasa por la cruz, según el anuncio dado en la profecía del Siervo (Is 53,3-9). La gloria de la Transfiguración es la prueba. Moisés y Elías lo confirman. El Padre es el garante. Jesús la acepta.
Marcos 9,8: ¡Sólo Jesús y nadie más! Marcos dice que, después de la visión, los discípulos sólo ven a Jesús y a nadie más. La insistencia en afirmar que sólo ven a Jesús, sugiere que desde ahora en adelante Jesús es la única revelación de Dios para nosotros. Para nosotros los cristianos, Jesús, y solamente Él, es la llave para comprender todo el sentido del Viejo Testamento.


Marcos 9,9-10: Saber quedar en silencio. Jesús pide a sus discípulos que no digan a nadie nada, hasta que no hubiera resucitado de entre los muertos, pero los discípulos no lo entendieron. En efecto, no entiende el significado de la Cruz, quien no une el sufrimiento a la resurrección. La Resurrección de Jesús es la prueba de que la vida es más fuerte que la muerte.
Marcos 9, 11-13: El regreso de Elías. El profeta Malaquías había anunciado que Elías debía volver para preparar el camino del Mesías (Ml 3,23-24). Este mismo anuncio se encuentra en el libro del Eclesiástico (Eclo 48,10) Entonces ¿cómo podía ser Jesús el Mesías, si Elías todavía no había vuelto? Por esto, los discípulos preguntaban: “¿Por qué los escribas dicen que primero debe venir Elías?” (9,11). La repuesta de Jesús es clara: “Yo os digo que Elías ya ha venido, pero han hecho de él lo que han querido, como está escrito de él ( 9,13). Jesús estaba hablando de Juan el Bautista, asesinado por Herodes (Mt 17,13).
c) Ampliando conocimientos: i) La Transfiguración: el cambio que se da en la práctica de Jesús En medio de los conflictos con los fariseos y los herodianos (Mc 8,11-21), Jesús deja la Galilea y se dirige a la región de Cesárea de Filipo (Mc 8,27), donde comienza a preparar a sus discípulos. Por el camino, lanza una pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” (Mc 8,27). Después de haber escuchado la respuesta que lo consideraban el Mesías, Jesús empieza a hablar de su Pasión y Muerte (Mc 8,31). Pedro reacciona: “¡No quiera Dios, Señor, que esto suceda!” (Mt 16,22). Jesús replica: “¡Lejos de mi Satanás” Tú me sirves de escándalo, porque no piensas según Dios, sino según los hombres!” (Mc 8,33). Fue un momento de crisis. Los discípulos, presos por la idea de un mesías glorioso (Mc 8, 32-33; 9,32), no comprenden la propuesta de Jesús y tratan de conducirla por otro camino. Estaba cercana la fiesta de las Tiendas, (cf. Lc 9,33), en la que la expectativa mesiánica popular, por lo general, acostumbraba a aumentar y mucho. Jesús sube a la montaña a orar (Lc 9,28). Vence la tentación por medio de la oración. La manifestación del Reino sería muy diferente de lo que la gente se imaginaba. La victoria del Siervo llegaría a través de la condena a muerte (Is 50,4-9; 53,1-12). La cruz aparece en el horizonte, no ya como una posibilidad, sino más bien como una certeza. A partir de este momento, comienza una mutación en la práctica de Jesús. He aquí algunos puntos significativos de esta mutación:
Pocos milagros. Asistíamos antes a muchos milagros. Ahora, a partir de Mc 8,27; Mt 16,13 y Lc 9,18, los milagros constituyen casi una excepción en la actividad de Jesús. Anuncio de la Pasión. Antes se hablaba de la pasión, como de una posibilidad remota (Mc 3,6) Ahora se habla constantemente (Mc 8,31; 9,9.31; 10,33.38). Tomar la Cruz . Antes, Jesús anunciaba a llegada inminente del Reino. Ahora insiste en la vigilancia, en las exigencias del seguimiento y en la necesidad de tomar la cruz. (Mt 16,24-26; 19,27-30; 24,42-51; 25,1-13: Mc 8,34; 10,28-31: Lc 9,23-26.57-62; 12,8-9.35-48; 14,25-33; 17,33; 18,28-30). Enseña a los discípulos. Primero enseñaba a la gente. Ahora se preocupa mayormente de la formación de los discípulos. Les pide escoger de nuevo (Jn 6,67) y comienza a prepararlos para la misión que vendrá pronto. Sale de la ciudad para poder estar con ellos y ocuparse de su formación (Mc 8,27; 9,28.30-35; 10.10.23.28-32; 11,11). Parábolas diversas. Antes, las parábolas revelaban los misterios del Reino presente en la actividad de Jesús. Ahora las parábolas orientan hacia el juicio futuro, hacia el final de los tiempos: los viñadores homicidas (Mt 21, 33-46); el siervo despiadado (Mt 18,23-35); los trabajadores de la hora undécima (Mt 20,1-16); los dos hijos (Mt 21,28-32); el banquete de bodas (Mt 22,1-14); los diez talentos (Mt 25, 14-30). Jesús asume la voluntad del Padre que se revela en la nueva situación, y decide ir a Jerusalén (Lc 9,51). Asume esta decisión de tal modo que asusta a los discípulos, que no consiguen entender estas cosas (Mc 10,32; Lc 18,31-34): En aquella sociedad, el anuncio del Reino tal como era anunciado por Jesús no era tolerado. Y por tanto o cambiaba o ¡sería muerto! Jesús no cambió el anuncio. Continuó siendo fiel al Padre y a los pobres. ¡Por esto fue condenado a muerte!
ii) La transfiguración y la vuelta del Profeta Elías. En el Evangelio de Marcos, el episodio de la Transfiguración (Mc 9,2-8) va unido a la cuestión de la vuelta del profeta Elías (Mc 9,9-13). En aquel tiempo, la gente esperaba el regreso del profeta Elías y no se daba cuenta que Elías ya había vuelto en la persona de Juan Bautista (Mc 9,13). Hoy sucede la misma cosa. Muchas personas viven esperando el retorno de Jesús y escriben incluso en los muros de las ciudades: ¡Jesús volverá!. Ellos no se dan cuenta que Jesús está ya presente en nuestra vida. De vez en cuando, como un relámpago improvisado, esta presencia de Jesús irrumpe y se ilumina, transformando nuestra vida. Una pregunta que cada uno debe hacerse: ¿Mi fe en Jesús, me ha regalado ya algún momento de transfiguración y de intensa alegría? ¿Cómo me han dado fuerza estos momentos de alegría en los momentos de dificultad?
Relectura del texto bíblico: Marcos 9, 2-10
II.-MEDITATIO: (Meditación)
Nos dejamos interpelar por la Palabra de Dios y nos preguntamos: ¿Qué me dice el texto?
¿Qué tiene que ver este texto con mi vida? ¿Cómo me veo reflejado en él?
Tras unos momentos de silencio meditativo (un cuarto de hora o veinte minutos), podemos compartir nuestras reflexiones con los hermanos.
III.-ORATIO: (ORACIÓN)
Respondemos comunitariamente a Dios, con sus mismas palabras, recitando un Salmo o una oración apropiada para el momento.
SALMO 26: Confianza en el peligro
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.

Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo.

Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;

y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.

Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.

Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.

No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
IV.-CONTEMPLATIO (Contemplación)
Es el punto de llegada, la cual se convierte en descanso para un nuevo comienzo.
“La Palabra está cerca de ti, la tienes en los labios y en el corazón”.
Guarda alguna palabra o frase de esta Lectio en tu mente y repítela en tu corazón. Contempla el mundo con la mirada de Dios y ama a la humanidad con el corazón de Dios.

CONCLUIMOS elevando algunas peticiones al Señor y terminando con la oración del Padrenuestro


ORACIÓN:


Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra, que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.


CANTO FINAL a la Santísima Virgen, nuestra Madre.


¡Salve, Reina de los Cielos y Señora de los ángeles!
Salve raíz, salve puerta, que dio paso a nuestra luz.
¡Alégrate, Virgen gloriosa, entre todas la más bella!
¡Salve, oh hermosa doncella! Ruega a Cristo por
nosotros.

L E C T I O D I V I N A

DOMINGO 3º DE CUARESMA. CICLO B

Ambientación:

La purificación del templo.
El evangelista San Juan presenta a Jesús indignado y apasionado por la casa de Dios. No se trata de un relato de una página de sucesos, sino más bien, de un gesto profético. El Templo de Jerusalén tenía demasiada carga histórica, simbólica y religiosa.
Jesús anuncia y proclama la nueva economía de la salvación. Las palabras de Jesús fueron comprendidas posteriormente. Jesús resucitado será el nuevo templo en el que se celebrará el culto en espíritu y en verdad
Invocación al Espíritu Santo

VEN, ESPÍRITU DE DIOS, SOBRE MÍ.
ME ABRO A TU PRESENCIA,
CAMBIARÁS MI CORAZÓN. / (2)

Toca mi debilidad, toma todo lo que soy;
pongo mi vida en tus manos y mi fe.
Poco a poco llegarás a inundarme de tu luz;
Tú cambiarás mi pasado. ¡Cantaré!
ESTRIBILLO.

Oración inicial

Shadai, Dios de la montaña,
que haces de nuestra frágil vida
la roca de tu morada,
conduce nuestra mente
a golpear la roca del desierto,
para que brote el agua para nuestra sed.
La pobreza de nuestro sentir
nos cubra como un manto en la oscuridad de la noche
y abra el corazón para acoger el eco del Silencio
para que el alba
envolviéndonos en la nueva luz matutina
nos lleve
con las cenizas consumadas por el fuego de los pastores del Absoluto
que han vigilado por nosotros junto al Divino Maestro,
el sabor de la santa memoria.

CUATRO MOMENTOS DE LA LECTIO DIVINA:
1.-LECTIO

2.- MEDITATIO

3.-ORATIO

4.-CONTEMPLATIO.

I.-LECTIO. Leer el texto bíblico Lectura del santo Evangelio según san Juan 2,13-25 13

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado.» Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu casa me devorará.

18 Los judíos entonces replicaron diciéndole: «Qué signo nos muestras para obrar así?» 19 Jesús les respondió: «Destruid este santuario y en tres días lo levantaré.» 20 Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se ha tardado en construir este santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?» 21 Pero él hablaba del santuario de su cuerpo. 22 Cuando fue levantado, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.
23 Mientras estuvo en Jerusalén, por la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver los signos que realizaba. 24 Pero Jesús no se confiaba a ellos porque los conocía a todos 25 y no tenía necesidad de que se le diera testimonio acerca de los hombres, pues él conocía lo que hay en el hombre.

A continuación, hacemos un momento de silencio (5 minutos) y nos preguntamos:                                                                       

¿Qué dice el texto?

Comentario bíblico:

El Evangelio de Juan tiene el carácter de un largo debate sobre la identidad de Jesús. En este debate cristológico está de una parte Jesús y de la otra “los Judíos”. Pero este debate, más que la situación histórica del tiempo de Jesús, expresa la situación desarrollada hacia los años ochenta del primer siglo entre los seguidores de Jesús y los hebreos, que no lo han aceptado como Hijo de Dios y Mesías. Ciertamente, el enfrentamiento se inició ya durante el ministerio de Jesús. Pero la división entre los dos grupos que étnicamente eran todos lo mismo y constituido por hebreos, se hizo definitiva cuando aquéllos que no aceptaban a Jesús como Hijo de Dios y Mesías, sino que lo tenían como blasfemo, expulsaron a los seguidores de Jesús de las sinagogas, o sea, de la comunidad de fe hebraica (ver Jn 9, 22; 12,42; 16,2).
Por tanto, “los Judíos” que encontramos a menudo en el cuarto evangelio no representan el pueblo hebreo. Son los elementos literarios en el debate cristológico que se desata en este evangelio. Ellos representan, no una raza, sino a aquéllos que han tomado una posición clara de rechazo absoluto de Jesús. En una lectura actualizada del evangelio, “los Judíos”, son todos aquéllos que rechazan a Jesús, sea cual sea la nación o época a la que pertenezcan.

Los signos

Las curaciones y otras acciones taumatúrgicas de Jesús que los evangelios sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) llaman milagros o prodigios, Juan los llama signos. En cuanto que son signos señalan algo que va más allá de la acción que se ve. Ellos revelan el misterio de Jesús. Así, por ejemplo, la curación del ciego de nacimiento revela a Jesús como luz del mundo (Jn 8,12; 9, 1-41); la resurrección de Lázaro revela que Jesús es la resurrección y la vida (ver Jn 11, 1-45).
En nuestra narración “los Judíos” piden un signo en el sentido de una prueba, que autenticase las palabras y acciones de Jesús. Pero en el cuarto evangelio, Jesús no obra signos como pruebas que garanticen la fe. Una fe basada en los signos no es suficiente. Es sólo una fe incipiente que puede conducir a la verdadera fe (ver Jn 20.30-31), pero que también puede no tener éxito (ver Jn 6,26).
El evangelio de Juan nos pide que vayamos más allá de los signos, de no quedarnos en lo maravilloso, sino acoger el significado más profundo de revelación que los signos quieren indicar.

Jesús nuevo Templo

El templo de Jerusalén era el lugar de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Sin embargo, los profetas insistieron incesantemente en que no bastaba acceder al templo y ofrecer sacrificios para ser agradables a Dios (ver Is 1,10-17; Jer 7, 1-28; Am 4, 4-5; 5, 21-27).

Dios pide la obediencia y una vida moralmente recta y justa. Si el culto exterior no expresa estas posturas vitales, es vacío (ver 1 Sam 15, 22). Jesús se injerta en esta tradición profética de purificación del culto (ver Zac 14, 21 y Mal 3,1 para la acción del futuro “Mesías” a este respecto). Los discípulos lo admiran por esto y rápidamente piensan que por este modo de comportarse tendrá que sufrir en la persona como Jeremías (ver Jr 26, 1-15) y los otros profetas.
Pero para el evangelio de Juan la acción de Jesús es más que un gesto profético de celo por Dios. Es un signo que prefigura y anuncia el gran signo de la muerte y resurrección de Jesús. Más que una purificación, lo que hace Jesús es anunciar la abolición del templo y del culto allí celebrado, porque ya el lugar de la presencia de Dios es el cuerpo glorificado de Jesús (ver Jn 1,51; 4, 23).

Relectura del texto bíblico: Juan 1, 6-8.19-28

II.-MEDITATIO: (Meditación)

 Nos dejamos interpelar por la Palabra de Dios y nos preguntamos: ¿Qué me dice el texto?

¿Qué tiene que ver este texto con mi vida? ¿Cómo me veo reflejado en él?

Tras unos momentos de silencio meditativo (un cuarto de hora o veinte minutos), podemos compartir nuestras reflexiones con los hermanos.

III.-ORATIO: (ORACIÓN) 

Respondemos comunitariamente a Dios con sus mismas palabras, recitando un Salmo o una oración apropiada para el momento.

 SALMO : La verdadera religiosidad

El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece:
viene nuestro Dios, y no callará.

Lo precede fuego voraz,
lo rodea tempestad violenta.
Desde lo alto convoca cielo y tierra,
para juzgar a su pueblo:

«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.

«Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
-yo, el Señor, tu Dios-.

No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños;

pues las fieras de la selva son mías,
y hay miles de bestias en mis montes;
conozco todos los pájaros del cielo,
tengo a mano cuanto se agita en los campos.

Si tuviera hambre, no te lo diría;
pues el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de cabritos?

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.»

Dios dice al pecador:
«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?

Cuando ves un ladrón, corres con él;
te mezclas con los adúlteros;
sueltas tu lengua para el mal,
tu boca urde el engaño;

te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.»

Atención los que olvidáis a Dios,
no sea que os destroce sin remedio.

El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

IV.-CONTEMPLATIO  (Contemplación)

Es el punto de llegada, la cual se convierte en descanso para un nuevo comienzo.

“La Palabra está cerca de ti, la tienes en los labios y en el corazón”.

Guarda alguna palabra o frase de esta Lectio en tu mente y repítela en tu corazón. Contempla el mundo con la mirada de Dios y ama a la humanidad con el corazón de Dios.

CONCLUIMOS elevando algunas peticiones al Señor y terminando con la oración del Padrenuestro.

ORACIÓN:

¡Oh Padre!, tú has constituido a tu Hijo Jesús templo nuevo de la nueva y definitiva alianza, construido no por manos de hombre sino del Espíritu Santo. Haz que, acogiendo con fe su Palabra, vivamos en Él y podamos así adorarte en espíritu y verdad. Abre nuestros ojos a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas que son miembros del cuerpo de Cristo para que sirviendo a ellos te demos el verdadero culto que tú deseas. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.

CANTO FINAL a la Santísima Virgen, nuestra Madre.

Humilde nazarena, ¡oh María!

Blancura de azucena, ¡oh María!

Salve, Madre virginal!

Salve, Reina celestial!

Salve, salve, salve , María.

L E C T I O  D I V I N A

Domingo 4º de Cuaresma. Ciclo B

Ambientación

El Hijo del hombre fue elevado en la cumbre del mundo.

Moisés levantó en el desierto un estandarte con la figura de una serpiente para que quien lo mirase, se curase de la picadura de la serpiente. El Hijo del hombre ha sido elevado en el estandarte de la cruz para curar la picadura del pecado. Dios ha amado al hombre hasta enviar a su Hijo al mundo para que, clavado en la cruz, salvara a todos.

Invocación al Espíritu Santo

Ilumíname, Señor, con tu Espíritu. Transfórmame, Señor, con tu Espíritu. Ilumíname, Señor, con tu Espíritu. Ilumíname y transfórmame, Señor.

Y déjame sentir el fuego de tu amor aquí en mi corazón, Señor (bis)

Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu. Consuélame, Señor, con tu Espíritu. Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu. Consuélame, Señor, con tu Espíritu.

Y déjame sentir el fuego de tu amor aquí en mi corazón, Señor (bis)

1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente, a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

CUATRO MOMENTOS DE LA LECTIO DIVINA:

1.-LECTIO 2.- MEDITATIO 3.-ORATIO 4.-CONTEMPLATIO

I.-LECTIO. Leer el texto bíblico

Lectura del santo Evangelio según san Juan 3,14,21 

14. Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, 15 para que todo el que crea tenga en él la vida eterna. 16. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 18. El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. 19. Y el juicio está en que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. 21. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»

A continuación, hacemos un momento de silencio (5 minutos) y nos preguntamos:                                                                       

¿Qué dice el texto?

Comentario bíblico:

 vv. 14-15. Como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él, tenga  vida eterna. Para los hijos de Israel, mordidos por serpientes venenosas en el desierto, Moisés ofreció una posibilidad de salvarse fijando la vista en una serpiente de bronce. Si el hombre consigue levantar la cabeza y mirar en alto, Dios prepara para él una alternativa. No obliga, está allí, a disposición. El misterio de la libertad humana es de los más digno de amor que Dios ha podido inventar. Escogiendo una mirada, un encontrarse, una nueva oportunidad… el Hijo del hombre en el desierto del mundo será levantado sobre la cruz como signo de salvación para todos aquéllos que sientan la necesidad de continuar viviendo y no se abandonen a mordidas venenosas de preferencias erróneas. Cristo está allí: maldito para el que no tiene fe, bendito para el que cree. Un fruto que escoger, colgado del leño de la vida. También nosotros como los israelitas en el desierto hemos sido “mordidos” por la serpiente en el Edén y tenemos necesidad de mirar a la serpiente de bronce levantada sobre el madero para no morir: “Quien cree en Él tiene vida eterna”. 

v.16. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. El amor con que Dios nos ama es un amor de predilección, un amor tangible, un amor que habla… ¿Podía venir directamente el Padre? Sí, ¿pero no es más grande el amor de un padre que da a su hijo? Toda madre pudiendo escoger, prefiere morir ella antes que ver morir a un hijo. ¡Dios nos ha amado hasta tal punto de ver morir a su Hijo!

v. 17. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Un Dios capaz de juicio perfecto manda al Hijo, no para juzgar, sino para ser lugar de salvación. Verdaderamente es necesario suspender todo pensamiento y sentirse anonadado frente a tanto amor. Sólo quien ama puede “juzgar”, esto es, “salvar”. Él conoce la debilidad del corazón humano y sabe que su imagen ennegrecida tiene la posibilidad de volver a ser nítida, no hay necesidad de rehacerla. La lógica de la vida no conoce la muerte: Dios que es vida no puede destruir lo que Él mismo ha querido crear, se destruiría en algún modo a sí mismo. 

v.18. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. La fe es la discriminante de toda existencia. No creer en el nombre del unigénito: ésta es ya una condena, porque se excluye del amor quien no acoge al amor.

vv. 19-20. Y el juicio está en que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. El único juicio que abarca a toda la humanidad es la llamada a vivir en la luz. Cuando el sol sale, nadie puede substraerse a sus rayos…y así también los hombres. Cuando Cristo nace, ninguno puede substraerse a esta luz que todo lo inunda. Pero los hombres se han construidos casas para poder escapar de la luz del Amor que se expande por doquier, casas de egoísmo, casas de oportunidad. Han perforado túneles y escondrijos para continuar libremente haciendo sus obras. ¿Puede una obra falta de luz dar la vida? La luz de la existencia tiene una sola fuente: Dios. Quien se aparta de la luz, muere.

v. 21. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios. Todo lo que cae bajo los rayos del amor eterno, se viste de luz, como sucede en la naturaleza. Parece que todo sonríe cuando sale el sol. Y las cosas que durante el día son familiares y bellas, de noche toman formas que infunden temor por el solo hecho de no ser visibles. El sol no cambia la forma, pero la exalta en su belleza, Quien vive la verdad de sí mismo y acoge su fragilidad como parámetros de su ser hombre, no tiene temor de la luz, porque no tiene nada que esconder. Sabe que como criatura trabaja con la lógica del límite, pero esto no disminuye la grandeza de su obrar, porque su vida es un todo con la verdad eterna.                                             

Relectura del texto bíblico: Juan 1, 6-8.19-28

II.-MEDITATIO: (Meditación)

 Nos dejamos interpelar por la Palabra de Dios y nos preguntamos: ¿Qué me dice el texto?

¿Qué tiene que ver este texto con mi vida? ¿Cómo me veo reflejado en él?

Tras unos momentos de silencio meditativo (un cuarto de hora o veinte minutos), podemos compartir nuestras reflexiones con los hermanos.

III.-ORATIO: (ORACIÓN) 

Respondemos comunitariamente a Dios con sus mismas palabras, recitando un Salmo o una oración apropiada para el momento.

 SALMO 35 – Depravación del malvado y bondad de Dios

El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.

Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.

Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes,
tu justicia hasta las altas cordilleras;
tus sentencias son como el océano inmenso.

Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;

se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva
y tu luz nos hace ver la luz.

Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.

Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

IV.-CONTEMPLATIO  (Contemplación)

Es el punto de llegada, la cual se convierte en descanso para un nuevo comienzo.

“La Palabra está cerca de ti, la tienes en los labios y en el corazón”.

Guarda alguna palabra o frase de esta Lectio en tu mente y repítela en tu corazón. Contempla el mundo con la mirada de Dios y ama a la humanidad con el corazón de Dios.

CONCLUIMOS elevando algunas peticiones al Señor y terminando con la oración del Padrenuestro

ORACIÓN:

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra, que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

CANTO FINAL a la Santísima Virgen, nuestra Madre.

Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo

siempre abierta, estrella del mar, ven a librar al pueblo

que tropieza y quiere levantarse. Ante la admiración de

cielo y tierra engendraste a tu santo Creador

y permaneces siempre Virgen. Recibe el saludo

del ángel Gabriel y ten piedad de nosotros, pecadores.

                L E C T I O  D I V I N A

Domingo 5º de Cuaresma. Ciclo B

Ambientación

La muerte es contemplada en su dimensión de fecundidad, como el grano de trigo. Sólo la muerte, la entrega total, el no aferrarse a nada y para nada, va a dejar al descubierto lo que es Jesús para sí: todo para los demás y para Dios. El grano de trigo debe morir para que germine y dé fruto. Jesús, como grano de trigo, muere y resucita.

Invocación al Espíritu Santo

          Oh Señor, envía tu Espíritu,

          Que renueve la faz de la tierra.

¡Oh Señor, que mi alma te bendiga!

¡Oh, Dios, tú eres grande!

Vestido de esplendor y belleza.

 Oración:

 Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, toda entera, abre nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Tú, que descendiendo sobre María de Nazaret, la convertiste en tierra buena, donde el Verbo de Dios pudo germinar, purifica nuestros corazones de todo lo que pone resistencia a la Palabra.

     Haz que aprendamos, como Ella, a escuchar con corazón bueno y perfecto la Palabra que Dios nos envía en la vida y en la Escritura, para que custodiándola con perseverancia, produzca frutos abundantes de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

CUATRO MOMENTOS DE LA LECTIO DIVINA:

1.-LECTIO

2.- MEDITATIO

3.-ORATIO

4.-CONTEMPLATIO

I.-LECTIO. Leer el texto bíblico

Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 20-33 

20 Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. 21 Éstos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús.» 22 Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. 23 Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. 24 En verdad, en verdad os

digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. 25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. 26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará. 27 Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! 28 Padre, glorifica tu Nombre». Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré».  29 La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel.» 30 Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros. 31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será derribado. 32 Y yo cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí.» 33 Decía esto para significar de qué muerte iba a morir. 

A continuación, hacemos un momento de silencio (5 minutos) y nos preguntamos:                                                                       

¿Qué dice el texto?

Comentario bíblico:

a) El contexto: 

Estamos al final del “libro de los signos”, que es la clave interpretativa que usa Juan en su Evangelio y ya se está perfilando el encuentro mortal entre la clase dirigente y Jesús. Este pasaje es como un broche entre lo que hasta ahora Juan ha contado y se concluye con esta aparición de las “gentes” (señalados por estos “griegos”) y lo que está por suceder. Los próximos sucesos Juan los subdivide en dos ámbitos. El primer ámbito es el diálogo con sólo los discípulos, en el contexto de la cena pascual (cc 13-17); el otro ámbito será la escena pública de la pasión y después la aparición del resucitado (cc 18-21).  Este episodio, quizás no es del todo real: quiere señalar que la apertura a las gentes ha comenzado ya con Jesús mismo. No se trata tanto de andar a convencer a los otros de cualquier cosa, sino de acoger ante todo su búsqueda y llevarla a la madurez. Y esta madurez no llega sino con la colaboración de los otros y con un diálogo con Jesús. No se dice si Jesús ha hablado a estos griegos: el texto parece abreviar la narración, haciendo llevar pronto a la evidencia a qué “tipo” de Jesús se deben acercar aquéllos que lo buscan. Se trata del Jesús que ofrece la vida, que da frutos a través de la muerte. No, por tato, un Jesús “filósofo”, “sabio”; sino ante todo aquél que no está atado a la propia vida, sino que la ha dado y se ha puesto al servicio de la vida de todos.  Los versículos 27-33, que manifiestan la angustia y la turbación de Jesús frente a la muerte inminente, se llaman también “el Getsemaní del IV Evangelio” en paralelo con la narración de los Sinópticos sobre la vigilia dolorosa de Jesús en el Getsemaní: Como sucede con el trigo: sólo quebrantándose y muriendo puede liberar toda su vitalidad; así muriendo Jesús mostrará todo su amor que da vida. La historia de la semilla es la historia de Jesús, y de todo discípulo que quiere servirlo y tener vida en Él. 

b) El texto 

20 Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta.

21 Éstos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús.» 22 Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. 23 Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre.

24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. 25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. 26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará. 27 Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! 28 Padre, glorifica tu Nombre». Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré»29 La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel.» 30 Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros. 31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será derribado. 32 Y yo cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí.» 33 Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.                                               

Relectura del texto bíblico: Juan 1, 6-8.19-28

II.-MEDITATIO: (Meditación)

 Nos dejamos interpelar por la Palabra de Dios y nos preguntamos: ¿Qué me dice el texto?

¿Qué tiene que ver este texto con mi vida? ¿Cómo me veo reflejado en él?

Tras unos momentos de silencio meditativo (un cuarto de hora o veinte minutos), podemos compartir nuestras reflexiones con los hermanos.

III.-ORATIO: (ORACIÓN) 

Respondemos comunitariamente a Dios con sus mismas palabras, recitando un Salmo o una oración apropiada para el momento.

SALMO 125 Dios, alegría y esperanza nuestra.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,                                          por los siglos de los siglos. Amén.

IV.-CONTEMPLATIO  (Contemplación)

Es el punto de llegada, la cual se convierte en descanso para un nuevo comienzo.

“La Palabra está cerca de ti, la tienes en los labios y en el corazón”.

Guarda alguna palabra o frase de esta Lectio en tu mente y repítela en tu corazón. Contempla el mundo con la mirada de Dios y ama a la humanidad con el corazón de Dios.

CONCLUIMOS elevando algunas peticiones al Señor y terminando con la oración del Padrenuestro

ORACIÓN:

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra, que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

CANTO FINAL a la Santísima Virgen, nuestra Madre.

Luz de la mañana, de la mar estrella.

Flor radiante y bella, Reina soberana.

Madre que nos amas, Virgen nazarena,

 Rosa y azucena, guarda nuestras almas.

 ¡Madre que nos amas.

4.-PANDEMIAS, VIRUS Y CRISIS DEL SISTEMA

A estas alturas del nuevo año, ya llevamos muchos meses viviendo en una nueva realidad, en un estado de incapacidad aún para entender muchas situaciones a las que nos hemos ido enfrentando durante el pasado 2020 y que aún hemos de continuar enfrentando, sin a veces tener un tiempo para reposar la información múltiple, intensa y a veces interesada, con la que nos bombardean continuamente los diferentes medios de comunicación.

Cuando todo se descoloca de la situación en la que estaba, de repente es como si nos quedásemos sin un suelo seguro sobre el que pisar, como si todas nuestras certezas se desvanecieran de repente y surgiese algo nuevo que no sabemos cómo interpretar y sobre todo, cómo actuar.

La realidad es poliédrica, no tiene una única lectura, cuanto más vueltas se le da, más hondura alcanza… y, como consecuencia, nos invita a efectuar nuevas miradas, a descubrir nuevos puntos de vista.

Y ante una complejidad tal y bebiendo de las fuentes del Carmelo desde mi infancia, me planteo realizar una sencilla interpretación volviendo a los orígenes…A nuestro profeta Elías, padre del Carmelo.

Siempre me fascinó su figura y en este momento de nuestra historia, quiero retomarla, para ofrecer una lectura personal de su intervención, su paso por el pueblo de Israel, y cómo afrontó la crisis social, política y religiosa que le tocó vivir.

1.- “Abdías fue a buscar a Acab y le informó de lo sucedido, así que éste fue al encuentro del profeta Elías y le dijo: ¿Eres tú el que le está creando problemas a Israel?

No soy yo quien le está creando problemas a Israel, respondió Elías. Quienes se los crean sois tú y tu familia porque habéis abandonado los mandamientos del Señor y se han ido tras los baales” (Reyes 18, 16-18)

Elías ve la situación que está viviendo Israel y no calla. Genera problemas a la monarquía del momento y a la situación social que se ha implantado como normal, al olvido de la Ley de Dios.

Y aquí me planteo en qué sociedad vivimos y desde qué perspectiva están puestas nuestras inquietudes en este momento. Profeta no es quien adivina el futuro, no. Profeta es quien sabe ver los signos de lo que sucede y en el silencio, sabe hacer una reflexión que le hace intuir hacia dónde camina su pueblo.

Algo así le pasó a Elías. Y algo así nos debería pasar a cada uno de nosotros

En este tiempo hemos escuchado muchas noticias que a nadie han dejado indiferente: la disminución del consumo, el desempleo, el impacto de una crisis sanitaria postpandemia que ya está surgiendo.  Han aumentado las muertes físicas, pero también han aumentado enfermedades relacionadas con la salud mental tales como depresiones, suicidios, abuso de sustancias, aumento de divorcios, violencia doméstica, soledad espiritual. Hemos visto cómo según qué edad tenía el enfermo, se proponía un tratamiento u otro…

En situaciones de pandemia, todos los cambios ocurren en muy poco tiempo y obligan a una reestructuración de las instituciones y a preguntarse con qué criterios debe realizarse la asignación de recursos técnicos y humanos. Hemos atravesado situaciones muy serias que nos deben hacer pararnos y reflexionar sobre qué está pasando.

Otro de los aspectos que más han hecho sufrir a nuestra sociedad ha sido la supresión total de visitas a los enfermos para evitar el contagio. En multitud de ocasiones ni siquiera han podido despedirse, ver a sus familiares fallecidos ni tener un ritual religioso con lo que ello conlleva de problema al elaborar el duelo

2.- “Elías se asustó tanto al escuchar esto, que escapó para salvar su vida (…) Entonces Elías caminó todo el día por el desierto, se sentó debajo de un arbusto y con ganas de morirse dijo: ¡Ya basta Señor, Déjame morir, ¡que no soy mejor que mis antepasados!” (1 Reyes 19,3-4)

Hasta ahora, la participación de las distintas instituciones globales ha sido penosa. La OMS, desacreditada por su complicidad con las multinacionales farmacéuticas, no tuvo la capacidad de generar una alerta temprana capaz de moderar el impacto de la COVID-19 ni de coordinar una respuesta médica La falta de liderazgo, ha sido una constante en el manejo internacional de esta terrible pandemia.

No podemos abordar la situación que vivimos como un mundo dividido. La globalización en la que vivimos facilita que estemos desunidos, metidos cada uno, cada una, en nuestros propios problemas, en nuestros consumos e individualismos. El resultado es un mundo desigual en el que cada vez menos personas tienen la mayor parte de la riqueza.

La soledad, el aislamiento, no se han resuelto con el uso y el abuso de internet. Tenemos miles de amigos a los que nunca visitamos y cada vez somos más partidarios de establecer relaciones líquidas, como las llama el sociólogo y filósofo polaco Zigmunt Bauman, es decir, poco profundas, sin consistencia o solidez.

Ahora tenemos, más que nunca, la oportunidad de cuestionarnos sobre quiénes somos y qué tipo de sociedad queremos.

Como Elías sentimos la impotencia ante la situación creada a nivel mundial y corremos el peligro de creernos incapaces de generar un orden mundial nuevo, con más esperanza, solidaridad entre los pueblos y deseamos como el profeta que nos dejen tranquilos…¡¡¡Ya basta Señor!

Pero Dios no lo deja tranquilo. Le ofrece reposo, alimento y de nuevo ha de reiniciar la marcha. Como cristianos comprometidos, no podemos dejar que los males que afligen el sistema y que se han hecho patentes en esta Pandemia sigan su curso sin nuestra intervención. Estamos llamados a trabajar por una Sociedad más justa y solidaria

3.- Entonces el Señor le dijo: Ve y ponte de pie delante del monte del Señor y yo pasaré delante de ti” (1Reyes, 19, 11)

Ahora tenemos, más que nunca, la oportunidad de cuestionarnos sobre quiénes somos y qué tipo de sociedad queremos. Estamos en un punto de inflexión y la balanza se puede decantar hacia cualquier lado. Tenemos ante nosotros la posibilidad de protagonizar una revolución pacífica, civilizada, que debería empezar en la educación.

Tenemos la oportunidad de crear un mundo mejor, un mundo para las personas. Las cosas no podrán continuar como estaban. Siempre escuchamos y nos preguntamos cuándo volveremos a la NORMALIDAD, pero me cuestiono si realmente la anterior “normalidad” no nos habrá traído la situación que ahora estamos sufriendo y por ello habrá que generar una NUEVA NORMALIDAD más humana y fraterna

Una gran parte de la humanidad no puede seguir viviendo en un mundo tan injusto, tan desigual y alejado del ecosistema. Esta traumática experiencia debe ser utilizada para avanzar hacia más altos niveles de solidaridad comunitaria y mayor integración social. En todo el planeta, muchas voces reclaman ahora unas instituciones económicas y políticas más redistributivas. La cultura globalizada de nuestra sociedad legitima el placer como valor supremo, la vida intrascendente, la debilidad de pensamiento, empuja el consumo, la moda, el cuerpo, el dinero, el éxito…y todo ello expulsando a los más débiles hacia los márgenes. Porque no hay este tipo de bienestar para todos y todas, no hay Ecosistema que resista un grado de consumo como el que nos hemos construido.

El Papa Francisco denomina nuestra cultura actual como “cultura del descarte”: “Hemos dado inicio a la cultura del ‘descarte’ que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son ‘explotados’ sino desechos, ‘sobrantes’”.  Evangelii Gaudium, nº 53

Estas desigualdades, esta eliminación de los ecosistemas, este consumo insaciable, posiblemente han estado en la base de una pandemia globalizada de la que difícilmente saldremos si mantenemos los mismos modos de actuar

4.- Después del fuego, se escuchó un sonido muy suave. Cuando Elías lo escuchó, se cubrió la cara con su manto. Entonces fue y se paró e la entrada de la cueva y una voz le dijo:

Elías, ¿Por qué estás aquí??

La pregunta que Dios hace a Elías no es indiferente. ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué Dios me ha puesto en esta situación?

Me respondo una y otra vez que, desde luego, no es para continuar igual, sino para apostar por un modelo alternativo de vida y misión. Y aquí dejo algunas pistas de por dónde podremos salir de esta Crisis:

Crear comunidades, grupos de afecto, de cuidados, de solidaridad y quizás de bienes compartidos. Los primeros cristianos supieron vivir en Comunidad, y en nuestra sociedad olvidamos que los que hay alrededor, son fundamentales en mi vida, y pueden aportarme más de lo que creía. La familia se ha mostrado en este tiempo de crisis, fundamental, pero también los vecinos, la cajera del supermercado, el joven que traía la compra a la persona aislada, el médico que atendía nuestra salud en jornadas interminables…Hemos formado una Comunidad de intereses comunes y nos han hecho revivir el sueño de lo compartido. Es posible otra forma de Ser y Relacionarnos, más amigable con el entorno de personas y con el Medio Ambiente

Decrecer. Reinterpretar el Consumo:

Estábamos acostumbrados a comprar y tener más de lo necesario. Un coche a diario y otro para viajar en fin de semana, el apartamento en la playa, ordenadores cada vez más rápidos, teléfonos inteligentes a más y más gigas. Fuimos consumidores de algunos productos necesarios, pero también de muchos innecesarios y lujosos.

Y ese nivel de producción es imposible mantener en un sistema si no es a costa de grandes desigualdades y de agotar los recursos medioambientales. Pero para los cristianos, el vivir otros valores resulta imprescindible, visto lo que hemos visto en estos meses y aprender que hay otros valores que hemos de ir viviendo poco a poco en una transformación social que ya resulta imprescindible.

El Papa Francisco en la “Laudato si” propone la feliz sobriedad, como un modo alternativo de entender la calidad de vida, y nos invita a un estilo de vida capaz de gozar profundamente sin obsesionarse por el consumo

“Se trata de la convicción de que «menos es más» […] Es un retorno a la simplicidad que nos permite detenernos a valorar lo pequeño, agradecer las posibilidades que ofrece la vida sin apegarnos a lo que tenemos ni entristecernos por lo que no poseemos. (Papa Francisco, LS n.222)

— Cambiar la MIRADA: En una sociedad mercantilizada e individualista, sólo vemos a veces nuestros propios intereses y pasamos de largo, cuando no reaccionamos de forma violenta ante otras realidades que sentimos como amenazas a nuestro bienestar.

Cuando miramos a los ojos de los demás podemos ver miedo, indefensión, exclusión, soledad, y encontrarnos con otras realidades. ¿Miramos a los ojos de personas que sufren el paro?, ¿Miramos a los ojos del inmigrante temporero que pasa por mi puerta sin un lugar donde dormir?, ¿miramos a los ojos de la madre soltera que apenas llega a fin de mes y tiene pendiente una hipoteca con un posible desahucio?

¿Miramos a los ojos, O dejamos que estas personas sean cifras? Cifras de parados, de inmigrantes, de maltratadas, de niños en riesgo de exclusión…

Mirando a los otros desde los balcones nos surgía la necesidad de colaborar. No perdamos ese empuje. Las miradas nos abrieron caminos, sigamos mirando nuestro entorno, nuestros vecinos…miremos y dejémonos mirar.

El post coronavirus es tan perturbador como la misma crisis. Pero podríamos descubrir que este tiempo puede ser momento de cambio, transformación, de gracia. Es el Kayrós, el momento oportuno para abandonar tantos miedos y caminar hacia otro modelo familiar, social, económico, ecológico, más en consonancia con el Evangelio.

De nosotros depende.

Juan Alonso Cózar Olmo

CF. Escapulario del Carmen                                                                                                                 Revista de la Familia Carmelita

Número 14370

5.-CUARESMA EN TIEMPOS DE COVID-19

Enrique Saturnino Flores Fernández

Ayudante de la pagina web y Ministro Extraordinario de la Comunión

Hace un año, desde que las palabras SARS- COV19, COVID 19, Coronavirus, empezaron a sonar en nuestras vidas, nadie imaginaba por aquellas primeras semanas del año 2020, lo que estaría por venir.

Por desgracia, el virus, nos ha puesto de manifiesto las limitaciones de una humanidad y de una sociedad, que dejan entre ver, la existencia de algo más que lo metafísico, y del mundo que podemos ver y tocar con nuestras manos, el orden de las cosas ya no es una cuestión preconcebida.

Lo que nadie imaginaba que pudiera ocurrir, ocurrió solo escenas de películas de ciencia ficción nos pudieron hacer imaginar, la realidad que nos envuelve, dos objetos que a penas conocíamos ahora son inseparables como son las mascarillas y el gel hidroalcohólico.

La distancia interpersonal permanente y necesaria, hace que nuestro tránsito por las calles de nuestras ciudades y pueblos sea más distante al resto de nuestros vecinos.

Los medios de comunicación e Internet, son el medio para llegar a esa realidad que nos espera afuera, la poca conexión con nuestros iguales, se da de manera relativa en los cultos religiosos para aquellos que los profesamos, y en menor medida en otros lugares públicos, puesto que solo se puede reunirse en pequeños grupos y en determinadas condiciones.

Por otro lado, los contagios desgraciadamente no cesan y centenares de hermanos mueren día si y otro también por el maldito virus, el peligro sigue invisible y latente, por ello nos vemos obligados a seguir “las recomendaciones”, afortunadamente en otoño se descubrió la vacuna y se convirtió en la esperanza para este mundo, “para que las cosas volvieran a ser igual que antes”.

Pues bien, en este mundo que acabo de describir, someramente, tiene lugar la cuaresma de este año 2021, es decir la conversión y el cambio, que empieza con el Miércoles de Ceniza y ese “conviértete y cree en el Evangelio”.

Desde luego este año más si cabe la Cuaresma nos llama más a esa reflexión necesaria para el cambio, a esa austeridad en el buen sentido de la palabra, a ese preguntarnos que quiere Dios de nosotros, y esa tiene que ser nuestra inquietud saber que es lo que tenemos que cambiar.

No es cuestión baladí, que en los procesos de solución de problemas, la primera fase y fundamental sea la identificación del problema, pues bien en nuestra cuaresma lo más importante es reflexionar que es aquello que debemos de cambiar.

Ese cambio personal es fundamental en estos tiempos de pandemia, es necesario otra forma de entender el mundo de relacionarnos siguiendo al Señor y plantearnos como meta volver a Dios “de todo corazón” (Jl 2,12).

Es curioso como el mundo se aferra a las distintas vacunas, para sanar las enfermedades que nos aquejan, pues bien el pecado nos acompaña desde siempre aferrémonos a la vacuna que nos propone Dios en esta cuaresma frente al pecado, vacunémonos también de conversión.

En conclusión estamos en una Cuaresma distinta, por el mundo exterior que nos rodea, pero paralelamente a la esperanza de acabar con el virus con las vacunas, tengamos la esperanza de transformar nuestra vidas y con ellas al mundo, con la mejor de las vacunas “el amor”.